La estrategia ambiental del Sur: una alternativa para el agro argentino

La estrategia ambiental del Sur: una alternativa para el agro argentino

Argentina se encuentra tironeada entre dos estrategias ambientales opuestas y poderosas: la de la Unión Europea y la de China.

En la última década, la cuestión ambiental ha pasado de ser un tema emergente a una realidad ineludible. El cambio climático y sus consecuencias son una preocupación global y los países enfrentan el desafío de mitigar su impacto. Pero más allá del imperativo ético, la problemática ambiental tiene implicancias económicas y comerciales que afectan el agronegocio. En este sentido, la Argentina se encuentra tironeada entre dos estrategias ambientales opuestas y poderosas: la de la Unión Europea y la de China.

La visión de China se enfoca en resolver sus problemas domésticos. Durante muchos siglos, el territorio chino se erosionó, acumuló contaminaciones por nutrientes y plaguicidas, los ríos se colmataron con sedimentos y se contaminaron, y la desertificación se expandió.

Para cambiar el rumbo y reconstituir todos esos bienes ambientales perdidos, los chinos implementaron desde los años 90 un programa nacional de largo plazo. Encontraron que un mecanismo útil era dejar de producir la cantidad de alimentos que necesitaban e importarlos. En otras palabras, redujeron la presión sobre sus ambientes y recursos naturales transfiriendo, inevitablemente, sus problemas a países que les envían alimentos. Es decir, la Argentina no solo exporta granos y carnes, sino también bienes y servicios ambientales que son esenciales para China.

En la última década, la cuestión ambiental ha pasado de ser un tema emergente a una realidad ineludible

La Unión Europea (UE) se encuentra en el otro extremo del espectro, con una visión completamente diferente a la de China. Se enfoca en abordar los problemas ambientales globales a través del Pacto Verde Europeo, que fue acordado en 2019, y es así como la UE aspira a liderar la lucha mundial contra el cambio climático y la degradación ambiental.

Para lograr su objetivo ha implementado restricciones al comercio internacional para aquellos países que le proveen alimentos, con el objetivo de cumplir con los estándares y regulaciones ambientales que el pacto verde establece. Al ser el mercado único más extenso del mundo, sus normas y tendencias impactan en los países proveedores como Argentina.

La UE globaliza su visión del problema apoyándose en el prestigio de sus institutos científicos y universidades. Pero esta visión, reduccionista, no se ocupa de la complejidad del sistema, ya que para aplicar las sanciones comerciales solo tiene en cuenta las emisiones de carbono y una visión unilateral de la problemática ambiental.

Se ignora así una concepción distinta que se está desarrollando no solo en la Argentina, sino en otros países del Cono Sur como Brasil, Uruguay y Paraguay en la cual se consideran, además de las emisiones, la captura del carbono. (INFOBAE)