Dos hermanas mexicanas buscan reactivar la cultura en Acapulco

Dos hermanas mexicanas buscan reactivar la cultura en Acapulco

Desde pequeñas, Azul y Regina se han sentido atraídas por el arte y por la cultura. Como no había centros educativos de arte en su localidad, se prepararon de forma autodidacta para poder llevarlo a su comunidad. Esa fue la razón por la que crearon el Centro Cultural Casa Azul, un espacio dedicado a proyectos creativos y artísticos, como talleres de dramaturgia y de poesía y presentaciones de libros.

En la ciudad de Acapulco, México, viven dos hermanas cuyo objetivo ha sido llevar el arte y la cultura a su comunidad. Azul Ramos, escritora, fotógrafa, poeta, y estratega digital, y Regina Ramos, dramaturga y escritora, han estudiado y aprendido lo que saben de manera totalmente autodidacta, pues en su localidad no existe el apoyo suficiente por parte del Gobierno del estado de Guerrero.

Gracias al aprendizaje autónomo que primero emprendió Azul, y que luego compartió con su hermana menor, Regina, ambas han sido ganadoras de diversas becas para jóvenes creadores.

“Nuestra formación ha sido escucharnos la una a la otra; compartimos mucho lo que aprendemos en nuestros talleres y también tiene que ver con que nos involucramos en las actividades culturales (…) Aquí en Acapulco no hay escuelas, hubo un intento de una escuela de escrituras, pero no se sostuvo. Hubo una escuela independiente, pero la administración pública municipal no le dio seguimiento. Por eso, la educación ha tenido que ser autónoma”, explicó Azul.

Regina, que es la menor, se apoyó mucho en su hermana, quién le ha mostrado el camino para prepararse. Le enseñó qué tipo de becas y apoyos tomar para su crecimiento.

El comienzo de un sueño

Ambas hermanas, desde pequeñas, se han sentido atraídas por el arte y por la cultura, por ello se han preparado y cuentan con lo suficiente para compartir con su comunidad. Así fue cómo surgió la idea de crear el Centro Cultural Casa Azul, que se fue materializando poco a poco.

“Ya lo venimos maquinando desde hace tiempo (…) Primero, había emprendido un proyecto con mi mamá; estaba en el centro, era un restaurante con centro cultural, pero después empezó a haber cobro de piso por parte del grupo organizado (las extorsionó un grupo criminal), y pues decidimos cerrar para evitar cualquier problema. Nosotras habíamos pasado por un momento muy triste; habían levantado (secuestrado) a un primo, y por eso mejor decidimos dejar el restaurante. Entonces seguimos postergando el proceso de seguir con el Centro Cultural. Fue complicado, ni siquiera nos pasaba por la cabeza hacerlo”.

Cuando llegó el huracán Otis, que azotó fuertemente a los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez en Guerrero, fue que las hermanas comenzaron a reactivar ese sueño de poder compartir con su comunidad.

Lamentablemente, tuvieron que vivir una serie de desgracias en la colonia Progreso, en dónde ellas viven, pues el huracán Otis acabó con las casas de la mayoría de sus vecinas y vecinos. Sin embargo, la casa de las hermanas Ramos no fue afectada.

“Nos habíamos mudado hace poco a la colonia Progreso, y cuando llegó Otis, el huracán, nunca habíamos convivido tanto con nuestros vecinos. Ahí, empezamos a crear una comunidad, empezamos a hablar con los vecinos para ayudarnos entre todos. Eso nos generó un acercamiento, porque de alguna manera ellos sabían de nosotras porque conocíamos la rutina”.

ONU