Triunfo de Trump: un escenario incierto para Uruguay y las economías emergentes
El triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos plantea interrogantes sobre el rumbo de la economía global y el posible impacto en países como Uruguay. Ignacio Umpiérrez, economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), dio un análisis sobre los posibles efectos de un segundo mandato de Trump, en un contexto donde Estados Unidos podría retomar políticas proteccionistas y priorizar el fortalecimiento de su economía. Estas políticas, que ya se aplicaron en su primer mandato bajo el reconocido eslogan de “Make America Great Again”, buscan favorecer el crecimiento de Estados Unidos mediante el aumento de aranceles y la reducción de impuestos a las grandes corporaciones. Estas decisiones podrían afectar a las economías emergentes. Según Umpiérrez, este escenario no solo implicaría un crecimiento de la economía estadounidense, sino también podría generar condiciones desfavorables para el comercio global, sobre todo para China y América Latina, que dependen de la estabilidad de los mercados internacionales y de los precios de los commodities. Bajo este panorama, el regreso de Trump podría suponer un desafío importante tanto para Uruguay como para la región en los próximos años.
Umpiérrez destaca que el eslogan de Trump de “Make America Great Again” se traduce en políticas orientadas a la expansión económica de Estados Unidos, aunque a menudo en detrimento de otras economías. “La contracara de ese crecimiento es el lema ‘America First’ que emplea Trump”, comenta y recuerda cómo el período 2016-2020 estuvo marcado por políticas proteccionistas que fortalecieron el dólar y generaron un contexto adverso para países en desarrollo, incluido China. De replicarse ese escenario, señala Umpiérrez, los próximos años podrían significar un ciclo similar, con una economía estadounidense en crecimiento pero con consecuencias negativas para el comercio y las monedas emergentes.
Trump ya ha anunciado su intención de aumentar aranceles hasta 60 % para productos chinos y 10% a productos del resto del mundo, esto redobla las políticas de su primer mandato. Sin embargo, China se enfrenta ahora a un entorno más desafiante. “China hoy tiene problemas de crecimiento estructurales y su capacidad de respuesta frente a medidas proteccionistas de Estados Unidos es mucho menor”, sostiene Umpiérrez. Esto podría reducir la demanda de productos como materias primas agrícolas, afectando a América Latina. “Vamos hacia un período de menor demanda de productos agrícolas, lo que probablemente presione a la baja los precios de los commodities”, afirma.
Umpiérrez sostiene que aunque es “un poco contra intuitivo”, la inflación en EE. UU. fue uno de los factores que generó cierto descontento entre los votantes, lo que pudo influir en el apoyo a Trump. “La inflación está controlada, pero los precios de bienes y servicios básicos permanecen elevados, lo que afecta el poder adquisitivo de los consumidores”, comenta. Pero el regreso de políticas proteccionistas y un probable estímulo fiscal, con medidas como la reducción de impuestos a corporaciones, podrían presionar la inflación nuevamente y afectar la capacidad de la Reserva Federal (FED) para bajar las tasas de interés. “Esto fortalece el dólar a nivel global, debilitando a su vez las materias primas”, agrega.
Para Uruguay, Umpiérrez anticipa un fortalecimiento del dólar que seguirá las tendencias globales. Aunque el país tiene fortalezas macroeconómicas e institucionales que lo protegen en cierta medida, “la volatilidad será menor en Uruguay que en otros países de la región, pero no escapará a un dólar más fuerte”. Además, las exportaciones uruguayas podrían verse indirectamente afectadas por la menor demanda china. “Si bien Estados Unidos es un socio relevante, la principal afectación será por el lado de China, con una demanda menor y precios deprimidos en rubros agrícolas y ganaderos”.
En términos de crecimiento, Umpiérrez concluye que este segundo mandato podría ampliar el diferencial de crecimiento entre Estados Unidos y otras economías desarrolladas, como Europa y Japón. En América Latina, las vulnerabilidades económicas acumuladas en la última década, combinadas con altos niveles de deuda y volatilidad, crean un escenario más complejo para afrontar las presiones que generará un Estados Unidos proteccionista y un dólar fortalecido. “Estos períodos más ruidosos afectan más a los países con fundamentos macroeconómicos débiles y aquellos institucionalmente frágiles”, sostiene.
Agustín Panissa – Valor Agricola