Que el tiempo, el humo y los ladrillazos no nos nublen la memoria
Luego de la nota realizada a RADIO TABARÉ sobre los ladrilleros de Salto donde mencionaba al ex Intendente Ramón Fonticiella, el ex jerarca envió un nota donde brinda su punto de vista al respecto.
«Hace muchos años, tantos que el primer gobierno nacional y departamental del Frente Amplio eran jóvenes, la Regional Norte de la UDELAR (así se le llamaba) desarrollaba un programa para mejorar socialmente la situación de los productores de ladrillos artesanales. Aquel gobierno del Frente, sabía que debía cumplir una fuerte misión social junto con la administrativa, por lo que se acercó a cooperar y aprender. Gracias a la casi “apostolar” tarea que cumplía el director de Servicios Públicos, se entendió que se debía intervenir también en otra actividad: la de los clasificadores de residuos en el vertedero de la Intendencia.
Dos participaciones moral y socialmente imprescindibles, tanto como necesarias las tareas de los involucrados. Aunque la primera Intendencia del Frente Amplio en Salto, nunca tuvo delegados en Montevideo para actuar ante los poderes públicos, las permanentes comunicaciones permitieron conocer de un concurso de proyectos de cohesión social que realizaba la OPP con la Unión Europea. Los seleccionados dispondrían de casi un millón de euros para financiarlos. La Intendencia de Salto armó un equipo de funcionarios, técnicos, profesionales y supernumerarios contratados por concurso y capacidad, para fundamentar y estructurar ese proyecto de fortalecimiento social. El universo objetivo serían los ladrilleros con los que trabajaba ya la Universidad, los clasificadores de residuos que ganaban su pan, enterrados en la basura del vertedero, y los núcleos sociales de los pequeños pueblos de campaña que quisieran desarrollarse productivamente. La tarea fue muy dura, pero de final feliz. Sin preguntarle a nadie a qué partido votaba, se respaldó el equipo con gran apoyo; tan inclusivo fue que uno de sus integrantes preside hoy el Partido Nacional en Salto.
Un Salto para Todos se denominó la iniciativa. Sus objetivos serían : ladrilleros produciendo empresarialmente fuera de la planta urbana, como marca la norma departamental, con parcelas, encierros, insumos, organización y empoderamiento; los clasificadores organizados empresarialmente, con normas de higiene, sala y maquinaria de proceso y enfardado, sin que su sacrificio fuera a mano de intermediarios; los habitantes rurales, avanzando en las sencillas producciones que financiaría un Banco de Iniciativas Locales (BIL) con fondos del propio proyecto. Los tres universos, estarían generando ciudadanía, formación, empoderamiento, organización y serían fuentes de autonomía y libertad. Lógicamente el acompañamiento técnico y social, con costeo del propio fondo concursal les permitiría aprender a caminar solos.
Del inicio al final larguísima y profunda capacitación en los tres universos con equipos técnicos (no políticos) que enseñaron y nunca supieron a quién votarían los participantes. Las bases programáticas del partido de gobierno prohibían (y prohíben) hacer amiguismo en la tarea de gobierno.
La llegada de las elecciones hizo posible que quienes quieren que haya grieta entre pobres y ricos, operaran para prometer el “cielo” a quienes caminaban seguros por la tierra; operadores de baja calaña (sin distinción de partidos) sembraron la discordia, enlodaron nombres de buenas personas, ganaron las elecciones y abortaron Un Salto para Todos. Hasta hoy quiero saber qué destino tuvieron los fondos del Banco de Iniciativas Locales, por ejemplo. Aquel gobierno departamental destruyó un acto genuino de desarrollo, pero después también desmanteló el departamento, cuyos parches seguimos pagando.
Todo lo que hoy se diga de la compra de la chacra debe cotejarse con lo que actuó la justicia, que no encontró nada ilegal. Pero los personeros del amiguismo y el acomodo mataron el proyecto, hundieron a los clasificadores en la basura, a los ladrilleros en las garras de los intermediarios y a los pobladores pobres de la campaña en el letargo del individualismo, como sigue hasta hoy
Felizmente siempre vuelve a salir el sol.
Todo está por hacerse. Y se hará.»
Ramón Fonticiella