Productor Roberto Maksinchuk: un calvario de pérdidas por ataques de perros dañinos

Productor Roberto Maksinchuk: un calvario de pérdidas por ataques de perros dañinos

El productor Roberto Maksinchuk., de la zona de «Zanja Honda», ha estado lidiando con una pesadilla recurrente desde noviembre del año pasado: ataques de perros dañinos que han diezmado su majada. En un desgarrador testimonio, Maksinchuk. reveló que ha perdido un total de 64 animales (ovejas Merino) a causa de mordidas y desapariciones, sin que las autoridades logren dar con los responsables.

«Esto ya viene desde noviembre del año pasado y nos viene ocurriendo cada tanto», lamentó Massinchuk, visiblemente afectado por la situación. Los ataques no solo lo han perjudicado a él, sino también a vecinos linderos y a otra estancia en Ceibal Grande, lo que sugiere un problema extendido en la zona.

El último incidente ocurrió entre el martes y el miércoles de la semana pasada, cuando siete de sus ovejas fueron mordidas y dos desaparecieron. El jueves, la tragedia se repitió con la pérdida de otras dos ovejas y la muerte de cinco más, además de una que quedó gravemente herida. La situación es tan crítica que Maksinchuk. contempla la posibilidad de dejar la producción ovina si no encuentra una solución. «Uno trabaja, trabaja y le pasan estas cosas y es imposible seguir», expresó con frustración.

Un perjuicio económico y emocional

El impacto económico es considerable. Según Maksinchuk, una oveja Merino tiene un valor aproximado de 70 dólares, lo que eleva el perjuicio a una suma significativa, especialmente considerando que 64 animales han sido afectados. «A la final entre una cosa y otra vamos perdiendo un montón», señaló.

A pesar de haber realizado denuncias en la Seccional Séptima y en el BEPRA, hasta el momento no ha habido ninguna solución. La falta de acción y la incapacidad de identificar a los perros o a sus dueños agudizan la desesperación del productor.

«Hacemos las denuncias y nadie nos aporta datos, la policía no agarra a nadie y bueno, ¿qué va a hacer?», comentó Maksinchuk, quien también confirmó que personal del Instituto de Bienestar Animal (INBA) no se ha presentado en la zona para investigar los hechos.

La impotencia ante un problema sin fin

La situación se torna aún más preocupante al saber que los ataques se han extendido a los vecinos. El señor Alberto Cossola, por ejemplo, ha sufrido pérdidas importantes, incluso con ataques dentro de sus corrales. La incertidumbre sobre la procedencia de los perros y la falta de colaboración de los lugareños para identificarlos complican aún más el panorama.

Maksinchuk, quien también cría vacunos sin inconvenientes, espera que las autoridades tomen cartas en el asunto y brinden una solución. «Esperemos que haya alguna solución, no sé, de las autoridades o algo que… que bueno, que vamos a ver si se ponen las pilas o algo y que nos den una mano en algo», suplicó. La posibilidad de abandonar la producción ovina, una actividad que ha mantenido con esfuerzo, es un golpe duro. «Uno le da pena que uno tenga que vender las cosas de uno porque otros están haciendo daño», concluyó.

Las heladas y la lluvia, otros desafíos

A pesar de la difícil situación con los ataques de perros, Maksinchuk también comentó sobre las condiciones climáticas. Las heladas han sido «bravísimas» este año, afectando el pasto, pero las recientes lluvias (70 milímetros entre sábado y domingo) han traído un alivio para la disponibilidad de forraje.

Roberto Maksinchuk agradeció el espacio brindado para visibilizar su problemática, esperando que su testimonio genere conciencia y, finalmente, una respuesta por parte de las autoridades competentes.