Mujeres contratadas como monotributistas en el período anterior denuncian compleja situación
Tareas que no le competían, promesas de entrar como funcionarios municipales terminado el contrato, la obligación de militar para el FA, de lo contrario podían ser reemplazados de un día para otro, trabajo insalubre sin la compensación equivalente -que también les fue prometido-. Esas son algunas de las cosas que tres mujeres tomadas en condición de monotributistas durante la pasada administración, denuncian. No fue necesario hacerles muchas preguntas, ellas hablaban por si solas, porque la necesidad de canalizar todo lo vivido está a flor de piel. Las tres coinciden en algo, dicen se sintieron usadas. Una de ellas comenta que “trabajé porque tenía la necesidad, pero sabiendo que si no cumplía con determinadas extorsiones recibidas, se me podía descartar”. CAMBIO habló con tres de las supuestas víctimas de una movida política en apariencia fraudulenta. He aquí sus testimonios.
ÉRIKA CURBELO
“Entré en febrero de 2024 como monotributista en el servicio de recolección de residuos. Llegué por la lista 913, Un Nuevo Comienzo, encabezada por Julio Tabárez, tras dos años de militancia política”, declaró la entrevistada ante la pregunta de cuándo y cómo comenzó la situación. Luego, cuando se le consultó acerca de las tareas que realizaba y bajo qué condiciones, es donde sus declaraciones ya comienzan a impactar: “En recolección trabajé nueve meses, de lunes a domingo, horario nocturno, con un único día libre que definía la administración. Después pedí traslado a Espacios Verdes y pasé a trabajar de lunes a jueves, ocho horas diarias, 30 horas semanales”.
TAREAS
Ante la pregunta de cuál era la diferencia entre ellos y los funcionarios presupuestados, prefiere responder con ejemplos concretos. “Hacíamos las mismas tareas —hasta manejar maquinaria y coordinar cuadrillas— pero sin antigüedad, ni aguinaldo ni vacaciones. Cobrábamos 25.000 pesos y debíamos presentarnos en Navidad, Año Nuevo y feriados. Además seguíamos participando en actos y reuniones políticas fuera del horario laboral”. Érika explicó, al cierre del diálogo con CAMBIO, que, pese a tener un contrato hasta el 30 de junio de 2025, al dejar Lima el cargo “los contratos se rescindieron de un día para otro”, agregando que “quedamos fuera sin indemnización ni reconocimiento del tiempo trabajado”. Su reclamo es que “se reconozca que prestamos un servicio esencial en condiciones precarias: mismo trabajo, menos derechos. Pedimos el pago de la insalubridad, compensaciones adeudadas y la estabilidad laboral que se nos prometió”, señaló.
ADRIANA CARBALLO
El caso de Adriana, según su relato, se enfoca más en los sacrificios por los que tuvo que pasar para entrar como monotributista. “Empecé a militar en el 2021 con la promesa de un trabajo, supuestamente municipal, y eso nunca pasó. Trabajé el 2021, el 2022, en el 2023 y el 2024 recién me ingresaron como monotributista. Me dijeron que sí, que iba a entrar, iba a pasar a municipal, iba a estar un tiempito y me iban a pasar a municipal antes de las elecciones nacionales”, comenzó contando su experiencia. En su discurso, prefiere seguir con la cuestión de las tareas, en la que coincide claramente con el testimonio de Érika: “Yo ingresé en el 2024, en julio. Ahí en servicios públicos en parques y jardines. Supuestamente yo estaba para el tema de las plazas, que es plantar, limpiar, barrer, todas esas cosas, y me tocó ir a cortar, o sea, ayudar a los leñeros, a sacar leña, cargar camiones. Un trabajo que no es para mujeres”.
“PAGÁBAMOS NOSOTRAS LA CAJA”
Adriana continúa contando su historia: “Nosotros por debajo del sueldo del municipal y aparte de eso pagando nosotros la caja. Si faltábamos por enfermedad, esos días no los pagaban y teníamos que pagar esos días que faltábamos. Las extensiones era trabajar, trabajábamos de 6 a 14:30 y después de 14:30 a 16:30. Teníamos que pagar sí o sí esos días que faltábamos”. Dicen que no fueron ajenas a buscar respaldo sindical, sin embargo lo que se supone que debían de hacer nunca fue respetado según la posición de la interlocutora: “Hablando con la gente de ADEOMS una vez le preguntamos a ver cuál era nuestra tarea como monotributista ahí adentro y nos dijeron: “Ustedes están para peón, ustedes están como peón, para ayudar. No podíamos agarrar motosierras, no podíamos agarrar máquinas de cortar pasto, y sin embargo nos mandaban con todo y si no salíamos nos suspendían”.
VIVIANA
Viviana pidió no diéramos su apellido, pero señaló algunos detalles que alimentan las coincidencias con los otros dos testimonios. Por ejemplo, comentó que en su caso le competía cortar pasto y realizar mantenimiento de espacios verdes, sin embargo “tenía que lavar los baños de la costa y los baños públicos”. Sus tareas, compara, eran las mismas que les correspondían a los municipales, ganando ella, al igual que los otros dos casos entrevistados, unos 25 mil pesos aproximadamente. Ella también considera, como Érika, que hay cuentas pendientes: por ejemplo, que le paguen la diferencia correspondiente a realizar tareas insalubres.