Las muertes después del parto dejan huella de duelo en las familias y exponen los fallos en la atención sanitaria brasileña
Las historias ayudan a explicar por qué Brasil duplicó su tasa de mortalidad materna durante la pandemia.
Áurea Monteiro, de 28 años, falleció a las 15:45 horas del 31 de marzo de 2021 en la UCI de la Santa Casa de Belém, en Pará. Cinco horas después, Dienne Santos, de 38 años, fallecía en una UPA (Unidad de Atención de Emergencia) a siete kilómetros de distancia.
Ambas sufrieron complicaciones por el Covid tras el parto, dejaron huérfanos a sus bebés y una estela de duelo que persiste en las familias.
En la capital del estado vecino, en Boa Vista, Roraima, el enfermero de salud indígena Gracione da Silva Santos, de 44 años, aún llora la muerte de su esposa Almiza Prado, de 37 años, en junio de 2020, en el primer año de la pandemia. Hoy cuida a la menor, Valentina, nacida con su madre intubada en la UCI, y a otros cuatro niños.
Las historias exponen fallas en los servicios de salud públicos y privados en el punto álgido de la crisis sanitaria, ayudan a explicar por qué Brasil duplicó la tasa de mortalidad materna en 2021, con la región Norte a la cabeza, y señalan las áreas prioritarias que requieren mejoras para reducir las muertes que se pueden evitar en el 90% de las situaciones.
Datos del programa del Gobierno Federal Previne Brasil, extraídos por Impulso Gov, una organización sin fines de lucro, muestran que, de media, el 34% de los municipios brasileños no pudieron realizar seis consultas prenatales al 45% de sus mujeres embarazadas (objetivo de la programa) en 2022. En el Norte, esta tasa fue casi el doble.
La ama de casa Dienne Santos fue una de las embarazadas que no se sometió al control prenatal durante la pandemia por miedo al Covid, según su suegra Antonia Eremita Santos, de Belém. Comenzó a experimentar síntomas de la infección siete días después de dar a luz a Giovanni el 14 de marzo de 2021.
Con mucha tos buscó una UPA, fue medicada y dada de alta. Esa misma noche, con fiebre y dificultad para respirar, regresó al centro de salud. Sin plaza en la UCI, fue ingresada y luego intubada. Murió en la UPA, después de diez días, dejando a su esposo, bebé e hijas de 6 y 9 años.
Según el OOBr (Observatorio Obstétrico Brasileño), las puérperas hospitalizadas por Covid tenían un 2,5% más de probabilidades de morir por complicaciones de la infección en comparación con las embarazadas.
«En el puerperio [período hasta 42 días después del parto], las mujeres tienen mayor riesgo de trombosis, y el Covid también predispone a la trombosis. La cesárea ya lleva a una respuesta inflamatoria y puede ser potenciada por el Covid», explica la obstetra Rossana Pulcineli Francisco, profesor de la USP y coordinador de la OOBr.
Según Milena Ferreira Porfírio, coordinadora de la Secretaría de Salud de Belém, el aumento de la mortalidad materna estuvo relacionado con el hecho de que se paralizaron las acciones materno-infantiles, con esfuerzos dirigidos al enfrentamiento de la Covid.
A nivel estatal, el Departamento de Salud de Pará atribuye el aumento de las muertes maternas en la pandemia a la falta de estructura en la atención primaria. Dice que el Estado ha reorganizado y fortalecido el proceso de trabajo en los niveles de atención materno infantil, desde el programa prenatal hasta los hospitales de alta complejidad.
Roraima, donde murió Almiza, lideró el ranking de mortalidad materna en 2021, con 281,7 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, un nivel similar al de los países africanos.
El Departamento de Salud del Estado afirma que viene registrando un incremento sustancial de las demandas de atención en todas las unidades disponibles.
Según la cartera, se han adoptado una serie de medidas para mejorar el servicio, como la formación de profesionales, la contratación de servidores públicos y la evaluación de indicadores. (FOLHA INTERANCIONAL)