La minería ilegal resurge con fuerza en Brasil y la desnutrición azota a yanomamis
Folha estuvo en la región de Auaris, que está cerca de Venezuela y es uno de los principales focos de la actual crisis humanitaria.
La reactivación de los yacimientos es un combustible para la crisis humanitaria de los yanomamis, con impacto en el acceso a alimentos y con sucesivos brotes de malaria en el territorio.
La desnutrición de los niños yanomamis es tan evidente como la explotación del oro, y son directamente proporcionales.
Auaris es hoy uno de los principales focos de la crisis sanitaria. El acceso a las comunidades se realiza a través de vuelos con dos horas de duración, lo que dificulta los servicios y las evacuaciones; la minería ilegal se está extendiendo a la región sin represión por parte de los organismos de fiscalización, de seguridad y de las Fuerzas Armadas; hay cooptación de indígenas adultos, lo que afecta la producción en las huertas.
Es común que los niños estén desnutridos y con malaria al mismo tiempo, además de la alta incidencia de enfermedades oportunistas del hambre: neumonía, diarrea, anemia, lombrices. «La minería ilegal ha vuelto con fuerza y, con ello, la malaria ha vuelto con todo», afirma la médica ginecóloga Ana Paula Pina, que trabaja en el DSEI (Distrito Sanitario Especial Indígena) Yanomami.
«Hay madres desnutridas crónicas. Y la mayoría de las hospitalizaciones son de niños desnutridos y con malaria.» Las alertas de garimpo indican una reducción del 80% a lo largo del año, pero las imágenes de satélite pueden ocultar el regreso de invasores a áreas que ya estaban abiertas. Y esto está sucediendo, según los agentes de fiscalización. La estimación de estos agentes es que alrededor de 3.000 invasores permanecen en la tierra indígena, casi un año después del inicio de las acciones de expulsión, la retirada de no indígenas. Eran alrededor de 20.000 en el apogeo de la crisis, estimulados por el gobierno de Jair Bolsonaro (PL).