Integrante de la Revuelta Subversiva de Artigas se refirió a las vidas que se lleva la complicidad del silencio de una comunidad y las instituciones
luego de conocerse el femicidio e infanticidio, con posterior suicidio del agresor, ocurrido en la ciudad de Artigas, CAMBIO entrevistó a la integrante de la Revuelta Subversiva de aquella ciudad Ana Soto.
La activista dijo que en Artigas se está viviendo una conmoción como sociedad, todos en la ciudad, se fueron enterando de los hechos por los medios de comunicación que iban informando medianamente y aportando datos en el correr de la noche, expresó que tomaron conocimiento que se trataba de una mujer de 38 años y un niño de 12. “Un caso puntual, que no escapa a lo que vemos y leemos todos los días con otras víctimas y con mujeres que se comunican en busca de ayuda.”
La forma de moverse cuando suceden estos hechos en la sociedad artíguense dista muchísimo de la realidad de Salto, la gente se conmueve sí, pero lo desdibujan mucho, vinculándolo a cuestiones religiosas, pidiendo paz al alma del femicida, y haciendo a un lado y por ende normalizando que hubo un femicidio, que como todos, no surge de la nada, de un día para el otro, o porque el diablo te entra al cuerpo, sino que atraviesa todo un ciclo de violencia, que lo vive la mujer y los niños, niñas y adolescentes que forman parte de esa familia. En ese sentido, nos preguntamos ¿Nadie pudo notar indicadores de violencia como para poder intervenir?
Soto dijo que no hablar solamente desde las instituciones, sino también desde la comunidad misma que hoy llora las pérdidas y no pueden creer el hecho, pero también comentan que el femicida tenía episodios de desbordes, debido a sus problemas mentales, por los cuales estaba siendo intervenido.
¿A nadie se le ocurre preguntarse si un hombre con enfermedades mentales, está apto para convivir con una familia y en sociedad? ¿los profesionales a cargo de su salud mental, nunca detectaron que representaba un peligro?
En este caso y como en la mayoría que han sucedido en la ciudad, la sociedad se conmueve después que pasa, están unos días con el tema en la opinión pública, y después se juntan a comer asado con el amigo violento, y así van, otorgándoles impunidad. Creemos importante que la gente se involucre y actúe, que salgan de la posición de que como; “no es mi familia o mi casa, no me meto”, a veces “meterse”, salva una vida, o demuestra a quien está siendo violentada que no está sola, que si necesita ayuda puede contar con alguien.
Por otro lado, otra cuestión importante, es la falta de recursos, a diferencia de Salto, que cerraron los refugios de mujeres, acá nunca tuvimos uno, expresó que apenas se ha manejado la idea de construir uno que dé asilo por 3 días, pero ¿mientras tanto qué?
Ana dejó la pregunta planteada a la sociedad toda, ¿cuántas mujeres más tienen que morir, cuántos niños más tienen que ser rehenes de una construcción social violenta y machista, para que tomemos conciencia y actuemos para prevenir y no para lamentar? (Radio Tabaré)