Expectativa en Brasil por la posible reunión entre Donald Trump y Lula da Silva en Malasia: cuáles serían los temas de la agenda

Expectativa en Brasil por la posible reunión entre Donald Trump y Lula da Silva en Malasia: cuáles serían los temas de la agenda

El esperado encuentro de este domingo, que aún no tiene confirmación oficial, mantiene en vilo al gigante latinoamericano.

La esperada reunión prevista para mañana en Malasia, al margen de la cumbre anual de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, mantiene en vilo al gigante latinoamericano hasta el último momento. A pesar de que fuentes brasileñas lo dan por seguro y una estadounidense ha confirmado a la agencia Reuters el interés de Trump en reunirse con Lula, no ha habido ninguna confirmación oficial. El presidente de Estados Unidos, de viaje a Malasia a bordo del Air Force One, se limitó a un breve comentario. “Creo que lo encontraremos”, dijo, refiriéndose a Lula. Según la agenda comunicada por la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, Trump se reunirá mañana en Kuala Lumpur con el primer ministro de Malasia antes de participar en la cena de trabajo de los líderes de la ASEAN. Sin embargo, Leavitt no ha mencionado el encuentro con Lula. Trump viajará luego a Japón y Corea del Sur, donde se reunirá, por primera vez desde que fue elegido, con el presidente chino Xi Jinping.

Si la reunión se cancelara o concluyera de forma apresurada, Brasil permanecería en el punto muerto en el que se encuentra desde el pasado mes de agosto, cuando Washington le impuso aranceles de hasta el 50%, además de encontrarse en una situación embarazosa, ya que Lula había hecho todo lo posible por no reunirse en la Casa Blanca en Washington para evitar sufrir las mismas humillaciones que su homólogo ucraniano Volodimir Zelensky. Si, por el contrario, los dos presidentes logran hablar mañana, sigue siendo una incógnita cuáles serán los temas de discusión y el tono de la conversación. Lula ha dicho en las últimas horas que “Brasil está interesado en poner la verdad sobre la mesa, demostrando que Estados Unidos no tiene déficit en el comercio con Brasil, por lo que no hay ninguna explicación para los aranceles impuestos a Brasil. Tampoco hay ninguna explicación para la punición de nuestros ministros, de las personalidades públicas brasileñas, porque no han cometido ningún error; están respetando la Constitución de mi país”, afirmó refiriéndose a los visados retirados, entre otros, a su ministro de la Salud, Alexandre Padilha. “Si el presidente Trump quiere conversar sobre cualquier otro asunto —Rusia, Venezuela—, estoy abierto a discutir cualquier tema. Lo importante es esto: no tenemos derecho de veto sobre ningún tema. Cualquier tema que se ponga sobre la mesa, lo discutiremos”, concluyó Lula.

Washington, como ya ha dado a entender en las últimas semanas a través de sus representantes en Brasil, está interesado sobre todo en los temas de los minerales críticos y la energía, en particular el etanol. Una de las posibles concesiones de Lula podría ser la reducción de los aranceles brasileños sobre el etanol estadounidense, que actualmente son del 18% frente al 2,5% del etanol local, tal y como se grava en Estados Unidos. Los minerales críticos, de los que Brasil es rico, también podrían ayudar a Estados Unidos a reducir su dependencia del mercado chino, el mayor del mundo, sobre el que el Gobierno de Pekín está imponiendo restricciones. Sin embargo, precisamente China podría ser un tema muy controvertido en la reunión con Trump, que podría pedir a Brasil que diera un paso atrás en sus relaciones con Pekín, como ya ha hecho con Panamá y Argentina. El gigante latinoamericano fue penetrado de forma masiva durante el último gobierno de Lula por la estrategia depredadora de Pekín, que afectó a casi todos los sectores, incluso al jurídico. También la amnistía para el ex presidente Jair Bolsonaro y, en general, un llamamiento al respeto de los derechos humanos, como ya se hizo en los meses anteriores, podría volver mañana, si no en los temas que se debatirán, en algún comentario improvisado de Trump. El momento sería perfecto, ya que el miércoles pasado el Tribunal Supremo Federal (STF) publicó todos los documentos del proceso, una formalización que da a la defensa cinco días para presentar un recurso y pone en marcha la cuenta atrás para un posible traslado del expresidente a la cárcel.

Además, según la prensa brasileña, Lula intentará disuadir a Trump de emprender acciones militares contra Venezuela, ya que ha criticado repetidamente los ataques en el mar Caribe y el Pacífico por parte de las fuerzas armadas estadounidenses contra embarcaciones que, según Washington, transportan droga. Ayer mismo, el presidente brasileño, sin citar directamente a EEUU, declaró que “es necesario respetar la Constitución, la autodeterminación de los pueblos y la soberanía territorial”. Sin embargo, su ambigüedad política con el régimen de Maduro —Lula ni siquiera felicitó a María Corina Machado por el Premio Nobel de la Paz— podría ser aprovechada por Estados Unidos, según algunos analistas, para presionar al Gobierno de Caracas a través del canal diplomático aún abierto de Brasil en Venezuela.

En cuanto al tema del narcotráfico, en vísperas de la reunión no faltaron las meteduras de pata del presidente brasileño. Ayer, en una rueda de prensa, al ilustrar su tesis de que en la lucha contra las drogas sería “más fácil” para Brasil y Estados Unidos “combatir a los adictos a las drogas”, agregó que “los adictos a las drogas son responsables ante los narcotraficantes, que también son víctimas de los adictos a las drogas”. Pocas horas después, Lula publicó una rectificación en sus redes sociales. “Hice un comentario fuera de lugar y quiero decir que mi postura contra los narcotraficantes y el crimen organizado es muy clara. Más importantes que las palabras son las acciones emprendidas por mi Gobierno, como la mayor operación de la historia contra el crimen organizado, la presentación al Congreso de la enmienda constitucional sobre seguridad pública y las incautaciones récord de drogas en el país. Seguiremos firmes en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”, escribió el presidente brasileño en su perfil oficial de X. Uno de los hijos de Bolsonaro, Flávio, también fue criticado por sugerir en sus redes sociales que Estados Unidos atacara los barcos que transportan droga en las aguas de la bahía de Guanabara, en Río de Janeiro.

Infobae