El 2022 debe ser el año de la recuperación, dice Guterres en su mensaje de fin de año
“Los momentos de grandes dificultades ofrecen también grandes oportunidades”, dice el titular de la ONU, y apela a la “solidaridad” para hacer frente a las dificultades que están poniendo “a prueba la esperanza en el futuro”.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, pidió en su mensaje de año nuevo que “el propósito para 2022 sea la recuperación”.
“El mundo da la bienvenida a 2022 poniendo a prueba nuestras esperanzas en el futuro”, reconoció Guterres, citando la creciente pobreza, la desigual distribución de las vacunas contra el COVID-19, la insuficiencia de los compromisos climáticos, además de los conflictos, la división y la desinformación, como pruebas políticas y morales a las que el mundo hace frente.
“Son pruebas que la humanidad puede superar si nos comprometemos a hacer de 2022 un año de recuperación para todo el mundo”, sostuvo el Secretario General.
Para lograr la recuperación de la pandemia, Guterres abogó por “un plan audaz para vacunar a todas las personas, en todas partes” y porque los países ricos apoyen al mundo en desarrollo “con financiación e inversiones, al igual que aliviando su deuda”.
El Secretario General presentó una actualización de la respuesta de la Organización a la pandemia durante la rueda de prensa que dio para hacer balance del año el pasado 16 de diciembre. “La estrategia del acaparamiento de vacunas, la estrategia del nacionalismo de las vacunas o la estrategia de la diplomacia de las vacunas han fracasado. Esta nueva variante está demostrando ese fracaso. Así que mi esperanza es que los países entiendan que a partir de ahora tenemos que encontrar una forma equitativa de abordar la pandemia o todos seremos víctimas de ella”, recalcó en esa ocasión.
Para hacer frente a la desconfianza y la división, Guterres apostó en su primer mensaje de 2022 por un “nuevo énfasis en la ciencia, los hechos y la razón”.
Un “espíritu renovado de diálogo, compromiso y reconciliación” serán necesarios para superar los conflictos, mientras que la emergencia climática demanda compromisos “que estén a la altura de la magnitud y la urgencia de la crisis”.