Edil frenteamplista manifestó preocupación por manejo indiscriminado de ingresos a CTM

Edil frenteamplista manifestó preocupación por manejo indiscriminado de ingresos a CTM

En comunicación con Radio Tabaré  el Edil del Frente Amplio Gabriel Scabino, se refirió al debate en la sociedad, y el espectro político a raíz de la carta publicada por el ex presidente de CTM Ing. Gabriel Rodríguez.

Scabino indicó que hay que separar los tantos, en la función pública están los cargos de confianza que responden políticamente a los gobernantes electos y el personal de confianza, son a término, los mismos deben o “deberían” dejar ese lugar al terminar el período de gobierno y por el otro lado están los funcionarios que realizan tareas permanentes en la administración pública, son los llamados funcionarios de carrera.

Debe imponerse un sistema distinto al del “amiguismo” político, por lo cual para su selección siempre hemos sido defensores del mecanismo de concurso o sorteo.

El edil manifestó preocupación por el manejo indiscriminado en los ingresos a CTM en forma directa sin pasar por ningún proceso de selección, en cargos que casi en su totalidad no existían con sueldos de privilegios. Pero lo más preocupante es el recorte en los derechos de todos los salteños, en la igualdad de oportunidades de ingreso a CTM, en la medida que sigan ingresando algunos correligionarios, los demás no tienen chance.

Salto tiene uno de los índices de desempleo más grandes del país, pero también contamos con un número importante de egresados universitarios y de cursos terciarios de UTU, que no tienen oportunidades por el solo hecho de no ser un militante de la lista del Presidente.

LOS DERECHOS COMO MERCANCÍA

La ciudadanía debe repudiar estas prácticas, lo cual implica poner en tela de juicio el clientelismo político, entendido como el favorecer a unos pocos amigos a cambio de algunos apoyos que pueden ser la militancia en el territorio o el prestar o conseguir dinero para financiar actividades políticas, y para devolver esos favores se hacen desde una pequeña “gauchada” hasta la contratación en forma directa de alguna empresa, pasando por la forma de selección de personal para trabajar en el Estado.

Además de entenderlas como prácticas poco transparentes, son absolutamente injustas porque no generan igualdad de oportunidades a todos y obligan a los beneficiados, especialmente a los más débiles a sostener una actitud servil, de obsecuencia que atenta contra las libertades individuales, hecho incompatible con los principios de igualdad de una república, pero que son igualmente o más graves cuando es el gobernante de turno quien les debe pleitesía a los más poderosos, a veces los mismos que le financiaron la campaña política. Es necesario superar estas prácticas.

Debemos asumir como sociedad un compromiso por hacerlo, legislar lo que sea necesario construyendo un cuerpo normativo sólido, incorporar sanciones para el apartamiento de las buenas prácticas, que incluya desde las formas de ingreso a la función pública hasta el financiamiento de la democracia y la actividad política como forma de procesar el cambio cultural necesario. Mientras tanto, seguiremos denunciando estas prácticas usadas como herramientas para el acceso al poder, porque ni los derechos son mercancía ni el voto es moneda de pago.