¿Cuál es la desventaja de la UE en la carrera mundial por las materias primas críticas?
La UE depende en gran medida de terceros países para obtener las materias primas necesarias para la transición energética y la transformación digital.
La guerra de Rusia en Ucrania y la necesidad de desprenderse de los combustibles fósiles para alcanzar los objetivos climáticos han impulsado a la UE a acelerar su transición ecológica en los últimos meses, pero también la han obligado a reconocer sus dependencias en cuanto al acceso a materias primas fundamentales.
En la carrera mundial por las materias primas, la UE se enfrenta a múltiples retos.
El primero es China, que recientemente empezó a restringir las exportaciones de galio y germanio, dos metales esenciales para la producción de semiconductores, en respuesta a las trabas occidentales al acceso de Pekín a la tecnología de microprocesado.
La UE considera ambos materiales de gran importancia estratégica. Además de para semiconductores y otros dispositivos electrónicos, se utilizan para aplicaciones militares como la defensa antimisiles y los sistemas de radar.
Las restricciones de Pekín constituyen una dura advertencia en un momento en el que la UE intenta diversificar e impulsar el suministro nacional de materias primas para reducir la dependencia de terceros países.
Dependencia de países de «baja gobernanza»
Pero la diversificación de las cadenas de suministro podría obligar a la UE a abastecerse en países que no cumplen las mismas normas.
Datos recientes indican que el abastecimiento de la UE depende en gran medida de países con un bajo nivel de gobernanza, según indicadores como la estabilidad política, el Estado de Derecho y el control de la corrupción.
La Ley de Materias Primas Críticas (CRMA) de la UE, aprobada en marzo de este año, estipula que los proyectos estratégicos de la UE para aumentar el suministro deben evaluarse teniendo en cuenta todos los aspectos de la sostenibilidad, incluida la protección del medio ambiente, las prácticas socialmente responsables y el respeto de los derechos humanos, como los derechos de la mujer.
Pero muchos países que abastecen a la UE no están alineados con los valores europeos. Esto suscita preocupación por el impacto en las comunidades locales donde se extraen los materiales, así como por la posible explotación de los recursos naturales.
Por ejemplo, la República Democrática del Congo, cuyos indicadores de gobernanza están entre los más bajos del mundo, suministra el 63% del cobalto de la UE, esencial para fabricar baterías para vehículos eléctricos.
Diversificar el suministro, un reto
La UE también depende en gran medida de un solo país para materiales clave como el magnesio (China, 97%), el litio (Chile, 97%), el iridio (Sudáfrica, 93%) y el niobio (Brasil, 92%). Estas dependencias hacen vulnerables las cadenas de suministro.
La Ley de Materias Primas Críticas pretende garantizar que ningún tercer país suministre más del 65% del consumo anual de la Unión de cualquier materia prima.
Pero diversificar el suministro es complejo cuando el procesado de muchas materias esenciales está monopolizado por una o varias potencias mundiales. China domina el mercado del procesado de muchas materias primas esenciales. (euronews)