Alejandro Zambrano: “2025 queda en la historia para la ganadería uruguaya y 2026 puede ser igual de firme”

Alejandro Zambrano: “2025 queda en la historia para la ganadería uruguaya y 2026 puede ser igual de firme”

Un 2025 histórico para la ganadería uruguaya, con faena y exportación en pie en niveles récord, precios firmes y una reposición en expansión, abre la puerta a un 2026 de continuidad y crecimiento

En un año que quedará marcado como uno de los más dinámicos y excepcionales para la ganadería uruguaya, Alejandro Zambrano, director de Zambrano & Cía., analizó en profundidad la situación del mercado, el comportamiento de la industria, los cambios productivos, la regulación, las perspectivas internacionales y el escenario para 2026. Su mirada confirma que el negocio atravesó transformaciones estructurales que no solo consolidan un gran presente, sino que proyectan un futuro de crecimiento y eficiencia.

Un 2025 excepcional: faena histórica, exportación en pie y precios firmes
El director comenzó ubicando el panorama general: “Un 2025 excepcional”. Los datos lo respaldan. La faena se encamina a cerrar en torno a 2,4 millones de cabezas, un 6% más que el año anterior y muy cerca del récord de 2021. A esto se suma una exportación en pie cercana a 400.000 animales, una extracción total que coloca al año entre los de mayor actividad de la serie reciente.

Zambrano destacó que la particularidad de 2025 fue la estabilidad de precios durante casi todo el año, evitando los vaivenes abruptos que caracterizaron otros ciclos. El mercado logró sostener valores altos en forma pareja, lo que consolidó ingresos y previsibilidad para el productor.

Con el cierre de la cuota 481 y varias semanas con faenas superiores a 50.000 cabezas, el mercado mostró una baja “lógica”, según Zambrano. Después de nueve o diez meses seguidos de subas, el ajuste no sorprendió. Pero la “foto de hoy” —explicó— muestra otra cosa: un mercado dinámico, ágil, y nuevamente con mejoras en novillos y vacas.

El precio del novillo, consolidado en torno a los US$ 5 por kilo, se transformó en una “barrera psicológica” que hoy parece difícil de perforar. “Si no pasa nada raro, no va a caer por debajo”, estimó. La firmeza se sostiene además por un valor de exportación estable, en torno a US$ 5.700 por tonelada.

El clima será decisivo en diciembre, y también la clásica ventana entre el 20 de diciembre y el 15 de enero, cuando baja la oferta, la industria realiza paradas y los valores tienden a recomponerse.

Reposición: dinamismo, oferta reducida y un cierre de año al alza

La reposición acompaña al gordo. Los remates —incluido el último Plaza Rural, con piezas de cría en valores históricos— confirman una demanda activa.

La primavera, generosa pese a los pronósticos de Niña, impulsó la oferta forrajera. También suman los negocios de exportación hacia Israel, que agregan presión en diciembre.

Más categorías muestran tendencia al alza, y para Zambrano esto no solo refleja el momento, sino un proceso más profundo: “Cuando las cosas andan bien, el productor responde, invierte y produce más”.

De cara a 2026, Uruguay tendrá más de 3 millones de terneros, un piso que el operador confía en seguir superando.

Para Zambrano, 2025 aceleró transformaciones que venían gestándose: más inversión en genética; recrías más eficientes; mayor intensificación; productores que dejan el ciclo completo tradicional y adoptan un “ciclo completo más corto”, colocando animales jóvenes a los corrales.

La mejora del peso de carcasa también es un indicador contundente: en noviembre, el novillo promedio superó los 300 kilos, una marca histórica que refleja una ganadería más inteligente.

La expansión de los terneros —con valores en torno a US$ 700–800 por cabeza— confirma que el criador está capitalizando el momento y ampliando la base productiva.

Regulaciones, exportación en pie y el rol del Estado
Otro de los temas fue uno de los debates recientes: el proyecto para regular la exportación en pie mediante una ley que solo pudiera modificarse por otra ley.

Zambrano se mostró cauto: no es partidario de agregar regulaciones, pero entiende la intención de generar estabilidad jurídica. Sin embargo, si se legisla, dijo, también debería debatirse la posibilidad de importar ganado, siempre que no existan riesgos sanitarios.

Sobre propuestas para impedir que la industria tenga corrales, fue claro: “No me parece. Hay que evitar legislar en exceso”.

Garrapata y sanidad: “El Ministerio debe ayudar al productor, no ser policía”
El capítulo sanitario dejó reflexiones directas. Para Zambrano, el combate a la garrapata está fallando por falta de recursos, problemas estructurales y criterios que no siempre contemplan al productor.

Criticó intentos de aumentar controles sin fortalecer las capacidades del MGAP: “El productor hace un esfuerzo enorme. Cada despacho, cada embarque, son días de trabajo y costos. Esa tarea sostiene la imagen sanitaria del país, y a veces no se reconoce”.

Sobre brucelosis recordó los vaivenes de políticas durante más de dos décadas, y defendió la necesidad de coherencia y apoyo estatal, no castigos.

Agricultura, corrales y el vínculo con la ganadería
El precio de los granos también ingresó en la discusión. Con una soja estabilizada entre US$ 360 y 380, y trigo y cebada en valores más bajos que años anteriores, Zambrano proyecta un mayor espacio para la ganadería, tanto extensiva como intensiva.

Los corrales siguen creciendo, no solo como sistema de engorde sino también como herramienta de recría acelerada, liberando superficie para vacas de cría o agricultura.

La coexistencia agricultura–ganadería, señaló, está “más viva que nunca”.

Zambrano abordó el reciente fallo de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia, que no autorizó la compra de plantas de Marfrig por Minerva. Valoró que dos gobiernos distintos llegaran a la misma resolución, reafirmando la independencia técnica.

Para Zambrano, la clave es mantener más actores y más competencia, especialmente en un país donde hay un 30% de capacidad industrial ociosa.

Consultado sobre la situación financiera de la industria, fue categórico: “Queremos que a todos les vaya bien. No solo al productor. Pero el Uruguay es caro: tiene costos altos, burocracia y un tipo de cambio planchado que afecta la competitividad”.

Uruguay en el mundo: acuerdos comerciales, volatilidad y alineamientos
La ganadería uruguaya depende en gran medida del mercado externo. Y el tablero global cambia rápido.

Zambrano destacó dos hechos que pueden marcar un antes y un después. En primer lugar, el avance del acuerdo Mercosur–UE. Aunque se mostró escéptico sobre su firma antes de fin de año, reconoció el enorme trabajo diplomático detrás.

En segundo lugar, la aceptación del Uruguay en el CPTPP. El acuerdo transpacífico —dijo— abre un mercado de 595 millones de personas, con altos niveles de consumo y coincidencia con los bienes que Uruguay exporta.

Sobre el entorno político internacional, expresó preocupación por medidas arancelarias impulsadas por la administración Trump, sus efectos internos y la sensibilidad del vínculo entre Uruguay y EE.UU.

Si el clima acompaña —factor determinante en un sistema pastoril—, Zambrano cree que 2026 será muy similar a 2025:
demanda global firme, inventarios ajustados en EE.UU. y Australia, consumidor que vuelve a priorizar proteína animal, “caída” de las modas que cuestionaban la carne. “Cuando el consumidor puede elegir, elige carne”, afirmó.

Tierra, precios y rentas: un mercado en niveles históricos
El cierre de la entrevista se enfocó en el negocio de tierras. El promedio de precios alcanzó niveles equivalentes al récord de 2014, aunque por causas distintas: los campos forestales duplicaron su valor, los agrícolas están algo más moderados que en la época de soja a US$ 600.

La actividad inmobiliaria es alta, con numerosas operaciones.

Sobre rentas, afirmó que el mercado se sinceró, especialmente en el norte, mientras en el sur la demanda ganadera y lechera sostiene valores firmes. Crece también el modelo de rentas “en producto”, que calificó como “lo más sano”.

“Ojalá podamos capitalizar este momento. La ganadería uruguaya está demostrando todo su potencial”. Con esa frase, Alejandro Zambrano cerró la conversación. Su lectura deja una conclusión clara: 2025 no fue solo un buen año; fue un punto de inflexión, donde producción, mercados y decisiones del productor convergieron para consolidar un salto en eficiencia y escala. Si las condiciones acompañan, 2026 podría profundizar ese camino.

Rurales El País