Aftosa: la vacuna debe dejar de usarse como barrera comercial

Aftosa: la vacuna debe dejar de usarse como barrera comercial

Jorge Bonino Morlan sostiene que Uruguay es un ejemplo claro de que la vacunación contra aftosa no debe ser una barrera al momento de comercializar carne y pone como ejemplo la apertura de Estados Unidos para carne ovina con hueso, el ingreso de carne con hueso a China y lenguas en Japón.

Jorge Bonino Morlan, es médico veterinario, asesor y delegado de la Asociación Rural del Uruguay ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Lleva más de 30 años participando, en el marco de una interacción entre públicos y privados que es envidia en todo el mundo, de las discusiones sanitarias en la Omsa, el organismo cuyas normas comerciales son refrendadas por la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sostiene que Uruguay es un ejemplo claro de que la vacunación contra aftosa no debe ser una barrera al momento de comercializar carne y pone como ejemplo la apertura de Estados Unidos para carne ovina con hueso, el ingreso de carne con hueso a China y lenguas en Japón.

Siguiendo el concepto: una sola salud, un mismo status sanitario, hay avances significativos en la región y el mundo para que al momento de comercializar animales y productos de ese origen, se considere que el status de libre de fiebre aftosa con vacunación tenga el mismo valor de seguridad sanitaria equivalente al de libre de fiebre aftosa sin vacunación.

Un grupo de científicos liderados por el foro suizo TASF Forum y la fundación Prosaia, impulsan un documento que busca el consenso del mundo, siempre con base científica, para lograr concretar ese cambio de paradigma en fiebre aftosa. La meta es iniciar el debate para llevar a un cambio en la percepción de los socios comerciales de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y de la Organización Mundial de Comercio (OMC), del status de libre de aftosa con vacunación como valioso y confiable. Para interiorizarse acerca de este documento Rurales El País entrevistó al Dr. Jorge Bonino Morlán, representante de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) ante la OMSA durante más de 30 años, que lidera el movimiento y conforma el equipo de especialistas.

-¿Por qué ese cambio de paradigma y la movida para lograrlo?

-Desde hace mucho tiempo veíamos que la fiebre aftosa se estaba utilizando como una barrera comercial más que como una limitante sanitaria, entonces tratábamos de levantarla. En la región tenemos una gran experiencia en fiebre aftosa y Uruguay, en particular, tuvo en la profesión veterinaria gente muy destacada que trabajaron muchísimo y generaron mucho conocimiento. A eso se sumaba en el caso nuestro, habíamos vivido la fiebre aftosa de distintos ángulos, como hijo de productor, como productor, como estudiante de Facultad y como veterinario. Vivimos todo el escenario y luego comenzamos a participar en eventos internacionales, que permitieron mantener una excelente relación con los expertos internacionales. Veíamos que por otro lado, con la globalización el mundo venía cambiando, con una mayor especialización en el diagnóstico de fiebre aftosa, con técnicas más avanzadas y modernas y además, con medidas preventivas que se iban mejorando, donde la vacuna es una gran aliada.

-¿Cuáles son los motivos que impulsan ese cambio de paradigma?

-Hay razones relacionadas con el interés público y con la seguridad alimentaria, pero también hay razones económicas. Hasta ahora, cuando tenemos un episodio de aftosa se aplica el rifle sanitario. Eso siempre fue mal visto, pero hoy más que nunca, porque con la carencia de proteínas de origen animal que hay en el mundo, matar los animales enfermos y los que conviven con ellos, va en contra del bienestar animal. Uruguay siempre trabajó y bregó por el bienestar animal. Incluso es perder una gran cantidad de dinero. Al Reino Unido le costó US$ 15 mil millones la reintroducción de la enfermedad en su territorio.

-Pero no sólo es el daño económico, también es la exigencia en recursos humanos ¿verdad?

-Sí. El status de libre de fiebre aftosa sin vacunación implica a los estados garantizar un continuo aporte de recursos para mantener una permanente vigilancia epidemiológica, test diagnósticos y equipos técnicos además de disponer de un banco de vacunas (vacunas de calidad y cantidad necesarias ante una repentina emergencia). Hoy muchos países que todavía no están totalmente preparados, están con el entusiasmo de no vacunar más contra esta enfermedad. Eso es muy riesgoso, porque para dejar de vacunar hay que tener un plan de contingencia y hacer una vigilancia, es mucho más caro que vacunar. Hay que tener bien ajustado, integrado y con estudios toda la situación interna, pero también la regional. En el Mercosur, no sólo Uruguay hace muy bien las cosas, todos los países se integraron y trabajan en conjunto.

-¿Cuál sería la ventaja logrado ese cambio de paradigma?

-El documento de propuesta busca equiparar el libre con vacunación del libre sin el uso de esa herramienta. Con eso se lograría seguir vacunando y evitar que algunos países utilicen la vacuna contra fiebre aftosa como una barrera comercial (por ejemplo para el comercio de carne con hueso). Está comprobado que en la carne no se transmite. Tenemos muy buenos servicios veterinarios oficiales, profesión veterinaria está muy fuerte y productores que están convencidos de vacunar contra aftosa.

-El status sanitario de OMSA reconoce países libres de fiebre aftosa con vacunación y países libres. ¿En América del Sur el status mayoritario es libre con vacunación?

-El único país hasta hace tres años que era libre con vacunación en el mundo era Uruguay, luego se sumó Paraguay. Sí había países como Argentina, que tenían zonas libres por debajo del paralelo 42 y zonas donde se aplica la vacuna. El 95% de los países de América del Sur están libres de aftosa con o sin vacuna. Queda 5% que no es reconocido. Todos esos países, que en su mayoría son libres con vacuna, comercializan con países libres carne con hueso. Al comercializar con Unión europea, los mercados del Nafta o Japón demuestran que la carne no es un riesgo. La otra cosa importante es que Uruguay pudo demostrar y abrió el mercado de Estados Unidos para la carne ovina con hueso y abrió Japón para las lenguas, a pesar de ser libre con vacuna. (EL PAÍS)