La Casa Blanca puso en jaque al narcotráfico en Venezuela para forzar la caída del dictador Maduro
Con el objetivo de causar una crisis política en el régimen caribeño, Trump aplica un cerrojo jurídico y naval para asfixiar la venta ilegal de estupefacientes que reditúan ganancias millonarias en favor de los socios militares y civiles del dictador venezolano.
(Desde Washington, Estados Unidos) La Casa Blanca tiene una lectura realista sobre la dictadura de Venezuela: Nicolás Maduro podría caer cuando todos sus socios militares y políticos asuman que ya no puede proteger las ganancias millonarias de los negocios ilegales que se hacen bajo la sombra del régimen caribeño.
Al mismo tiempo, la administración republicana apunta a fortalecer la seguridad de Estados Unidos, y todos los movimientos legales, diplomáticos y militares que está protagonizando tienden a consolidar ese asunto clave del gobierno de Donald Trump.
El aparato represivo de Venezuela asesina, secuestra, viola y tortura todos los días. Ese aparato está integrado por militares, policías, guardia cárceles, espías y civiles. Son miles y se enriquecieron por la corrupción estatal.
Apoyado por la represión ilegal, Maduro hizo fraude electoral, desconoció el triunfo legitimo de Edmundo González Urrutia y se apropió del poder para multiplicar los negocios clandestinos que benefician a sus asociados militares y civiles.
Trump lidera una batalla frontal contra el narcotráfico en América Latina y puso en marcha un minucioso plan contra Maduro que diseñó el secretario de Estado, Marco Rubio, y se ejecuta a través de toda la administración republicana.
Respecto a Venezuela, el eje del programa de la Casa Blanca se apoya en el siguiente razonamiento: si se acaban los negocios ilegales que aceitan la lealtad del Ejército y las Fuerzas de Seguridad del régimen, la estabilidad interna de Maduro podría irse a pique.
En ese momento, con Maduro debilitado, iniciaría una negociación en Venezuela para forzar el comienzo de la transición.
González Urrutia y María Corina Machado, líderes de la oposición, tienen una prioridad básica en su agenda política: la caída de Maduro como primer paso hacia el regreso de la democracia en Venezuela.
Pero la prioridad para la Casa Blanca es la seguridad de los Estados Unidos, y la hoja de ruta diseñada por Marco Rubio se diseñó con ese objetivo estratégico.
Por supuesto, al perder ingresos millonarios provenientes de delitos trasnacionales, las dictaduras de Maduro, Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega empezarían a languidecer.
Infobae