La violencia narco en Rosario está fuera de control y expone la peor cara del Estado impotente
Las balaceras y asesinatos vinculados al narcotráfico se convirtieron allí en hechos cotidianos. Ni los cambios de ministros o los envíos de fuerzas federales lograron frenar un foco de criminalidad que irradia a todo el país. La pelea Aníbal Fernández-Omar Perotti y el relato escalofriante de una fiscal.
La violencia narco fuera de control en Rosario expone como pocas cosas la impotencia y los límites del Estado argentino. Es un fenómeno, el de la criminalidad multi rubro asentada en el poder del tráfico de drogas, que el gobierno provincial y el nacional no lograron conjurar y que en los últimos 20 años lo único que hizo fue empeorar.
Pero en las últimas semanas, la tendencia pareció acelerarse, tanto en cantidad como en la crueldad de los hechos, y encendió una señal de alarma que, sin embargo, no provocó ninguna decisión política de alto impacto, ni siquiera la suspensión de los aprestos de campaña que tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio están a la orden del día.
Lejos de convocar en el Congreso a apurar los nombramientos de las decenas de cargos de jueces y fiscales que se necesitan para atender una escalada peligrosa en toda la provincia de Santa Fe, oficialismo y oposición estuvieron enfrascados en discutir un proyecto de juicio político a todos los jueces de la Corte Suprema.
Además, la decisión del gobernador de Santa Fe, el peronista Omar Perotti, de echar a su ahora ex ministro de Seguridad, Rubén Rimoldi, y designar al reemplazante fue una ocasión oportuna para que se produjera un cruce público y con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, quien le recriminó su pedido urgente de ayuda.
De esa pelea peronista -donde se entremezclan también cuitas que tienen que ver con la interna nacional- no estuvo ajeno el intendente de Rosario, el radical Pablo Javkin, quien demandó también la llegada inmediata de más policías para brindar seguridad a vecinos que viven aterrados y son testigos mudos y espantados de asesinatos, extorsiones y balaceras que ya se cometen con brutal desparpajo.
De hecho, el alcalde rosarino reveló que los últimos tiroteos que hubo contra el frente de locales -uno de ellos un banco- fue cometido por jóvenes que llegaron al lugar del hecho en bicicleta y otro caminando. Ninguno de los dos fue, hasta este viernes, identificado ni, menos, detenido. (INFOBAE)