Incitación al odio: Las naciones se defienden

Incitación al odio: Las naciones se defienden

La incitación al odio en internet es un fenómeno creciente y preocupante que pone en peligro la vida de las personas. Algunos países, como Costa Rica y la República Checa han puesto en marcha estrategias para afrontar este problema.

Costa Rica es conocida por su sólida democracia, su postura en favor de los derechos humanos y su profundo respeto al Estado de derecho, por lo que fue muy chocante la polarización sin precedentes en que se celebraron las elecciones generales de 2018.

Allegra Baiocchi, coordinadora residente de la ONU en Costa Rica, fue testigo de esa polarización de la sociedad y del fuerte avance de las agendas populistas y conservadoras, que fue acompañado de un fuerte aumento de los discursos de odio y de las expresiones de discriminación y xenofobia.

El caso de Costa Rica

En respuesta a esta alarmante tendencia, el equipo de la ONU en Costa Rica desplegó un Plan de Acción contra el Discurso del Odio y, en 2021, presentó un estudio histórico sobre la situación en Costa Rica.

«Cuando empezamos a trabajar en este asunto hablamos mucho acerca de la defensa de la libertad de expresión y la lucha contra la incitación al odio y la discriminación», explica Baiocchi.

«Sabemos que existe el peligro de que la lucha contra la incitación al odio se utilice para restringir la libertad de expresión y la libertad de opinión».

Observando el estudio, Baiocchi y su equipo se dieron cuenta de que gran parte del contenido expresado se centraba en las mujeres, sobre todo en las que ocupaban puestos de liderazgo, en cuestiones LGBTQ, y en la población migrante.

«Cuando empezamos a hablar con mujeres y con algunas de las personas que habían sido objeto de ataques, nos dijeron que sentían miedo, miedo a expresar sus opiniones», afirma Baiocchi.

Un gran problema, según la alta funcionaria de la ONU, es que el espacio digital se considera un espacio libre sin ninguna rendición de cuentas.

Por ese motivo, en un principio, ella y su equipo trataron de que existiera una responsabilidad, ya fuera simplemente a través de la denuncia de discursos del odio o la discriminación en las propias plataformas, o utilizando la base legal existente.

Pero tras reunirse con Meta, compañía propietaria de Facebook, se dieron cuenta de que, aunque la empresa está invirtiendo en mediar y limpiar conversaciones, la tarea es abrumadora y no puede proteger ni limitar todo lo que se publica en sus plataformas.

El estudio de Costa Rica también analizó el doble papel de la prensa, en relación con los discursos del odio.

“Tuvimos casos donde los medios de comunicación por un lado, habían sido víctimas de discursos que incitan al odio por haber investigado casos o criticado al gobierno; pero por otro lado, también cubrieron historias de una manera que podían incitar a la discriminación y a los discursos del odio”, comentó. (ONU)