Cuesta Duarte: “Los ingresos reales de asalariados y pasivos están cayendo desde hace ya dos años”
Según el Instituto Cuesta Duarte el contexto de suba de precios en Uruguay se debió a las siguientes situaciones.
En los tres primeros meses de 2022 el Índice de Precios al Consumo (IPC), indicador utilizado para medir la inflación o lo que es lo mismo, el aumento del costo de vida promedio de los hogares, acumuló un incremento de 4,4%. Asimismo, en los últimos 12 meses a marzo el aumento de los precios fue de 9,4%. Si bien a partir de febrero el conflicto entre Rusia y Ucrania ha jugado un rol preponderante para explicar las presiones alcistas sobre los precios, la inflación ya venía siendo un problema desde antes.
En efecto, desde marzo de 2020, en sólo 2 meses de los 25 transcurridos, el crecimiento de los precios se ubicó dentro del rango meta del Banco Central (entre 5% y 7%). Además, a partir de mediados del año pasado, la inflación ha seguido una trayectoria ascendente y los precios de los alimentos –rubros particularmente sensibles en el gasto de los hogares más pobres– han aumentado por encima del crecimiento promedio de los precios.
En este contexto, no ha sido claro el rumbo de la política económica para controlar el aumento de precios y encauzar su variación al rango meta. Incluso, en la presentación realizada por el Ministerio de Economía en febrero y por el Presidente en el Parlamento, con motivo de los dos años de gestión, el tema inflacionario no fue parte de la agenda.
La disparada más reciente de los precios y su efecto sobre el poder adquisitivo de los hogares, cuyos ingresos permanecen por debajo de los niveles de 2019, hicieron que el tema entrara en la agenda política y el gobierno finalmente adoptó algunas medidas.
Por un lado, el Banco Central le dio un corte más restrictivo a la política monetaria, aumentando significativamente la tasa de interés de referencia. Esta medida, que apunta a encarecer el crédito y por esta vía afectar la demanda, por distintos motivos no ha sido exitosa en el control de la inflación en nuestro país y su efectividad es muy restringida cuando las presiones sobre los precios provienen fundamentalmente del exterior.
También se adoptaron algunas otras medidas para controlar la inflación, como fueron el traslado parcial a los precios de los combustibles de las subas que recomendaba la URSEA; y más recientemente, las exoneraciones de IVA en algunos productos de la canasta de consumo. Aunque es compartida la necesidad de controlar la suba de los precios, y fundamentalmente en el caso de los rubros más sensibles en el consumo de los hogares, las medidas se tomaron de manera tardía y en el caso de las exoneraciones de IVA fueron muy acotadas.
Así, su impacto en la evolución de la inflación ha sido, cuanto menos, moderado. Pese a que los porcentajes de crecimiento de precios a los que nos estamos enfrentando actualmente no son novedosos para la economía uruguaya, como tampoco lo es el desfasaje entre las proyecciones de inflación gubernamental y la inflación efectiva; el encarecimiento del costo de vida cobra una relevancia especial hoy en día, debido a que los ingresos reales de asalariados y pasivos están cayendo desde hace ya dos años. (DIARIO CAMBIO)